15 dic 2010

SINOPSIS "LOS OLVIDADOS"

En toda gran urbe confluye la opulencia y la miseria, los grandes edificios de aspecto vertical y los arrabales de casas derruidas, los coches lujosos y los carromatos destartalados, la vida y la muerte, la supervivencia y el derroche; todo ello producto de una sociedad llena de desigualdades que se devora a sí misma mientras olvida en vertederos apartados a sus propios hijos, víctimas y verdugos de una desidia conductual y educativa derivada de los problemas inherentes al ambiente que los rodean.
La historia gira en torno a dos adolescentes corrompidos por el medio en que viven.
El Jaibo, un adolescente, escapa de la correccional y se reúne en el barrio con sus amigos. Junto con Pedro y otro niño, trata de asaltar a Don Carmelo. Días después, el Jaibo mata en presencia de Pedro al muchacho que supuestamente tuvo la culpa de que lo enviaran a la correccional. A partir de este incidente, los destinos de Pedro y de el Jaibo estarán trágicamente unidos.
Luis Buñuel, en un intento de cruda denuncia social dibuja junto a Luis Alcoriza unas situaciones difíciles, conflictivas y hasta crueles enclavadas en los suburbios de la ciudad de México y protagonizadas por un conjunto de personajes marginales, niños delincuentes que no conocen padre ni madre y si los conocen como si no los conociesen, empujados a realizar toda una serie de actos vandálicos y punibles por un Estado que sólo actúa de una manera represora y poco instructiva. La capacidad vengativa e impía con su alrededor de su líder Jaibo, es un claro ejemplo de un comportamiento arrastrado por una espiral de violencia y atrocidad que sólo conllevará dolor y frustración personal. Pero Buñuel se apega a la historia describiendo con cariño a sus personajes, en especial a Pedro, un niño de buen corazón, incomprendido por su madre e inmerso en el consubstancial y casi natural clima de criminalidad que lo acordona, un clima que agita toda su rabia interna cuando arroja bruscamente un huevo de gallina (recurso típicamente buñueliano) hacia la cámara como si despojase su ira contra toda la comunidad que lo está contemplando.
La figura de un músico ambulante ciego añorante de los tiempos de Porfirio Díaz simboliza a los gobiernos, que ciegos ante lo que sucede en su territorio y más concretamente a las clases menos favorecidas, añoran la facilidad inane de un exterminio físico en vez de la construcción de un sistema más justo e igualitario que desarrolle una paz social y una convivencia mucho más humana.


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